CAMINAR.


Tan simple como salir a la calle; desde el primer paso comienza todo. Te paras de la forma que solo tú te paras, a un ritmo que solo tu entiendes, con una mirada hacia donde solo tú sabes y con una actitud difícil de entender, a veces miras al suelo, otras al cielo, pero miras más hacia aquella dirección; pero ¿qué pasa cuando hay gente a tu alrededor? Te has dado cuenta que inconscientemente evitas las miradas, o cuando las buscas, ellos la bajan.
A nadie le agrada o se le hace cómodo el contacto visual con extraños, sean lo que sean o aparenten lo que aparenten. La mayoría de veces nos sentimos reprimidos cuando alguien nos mira; pensamos en lo que dirán, en la reacción que tendrán, pero lo estúpido aquí es ¿por qué diablos nos importa lo que un extraño piense de nosotros?
Suena tonto pero no solo es eso, si no que cada vez que desvías la mirada de algún extraño demuestras esa inseguridad y ese temor.
Ya sé, ya se, jamás lo habían pensado de esa forma…

Comentarios

Entradas populares de este blog

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA E.

DETONAR

VERSOS LIBRES. TÍTULO SÉPTIMO: CERTEZA