DICIEMBRE CON N DE NOSTALGIA.

El calendario no miente, la cuenta regresiva ya ha comenzado.

Lo último antes de un nuevo inicio,

lo último antes del final.

Miro atrás y quedo sorprendida,

sorprendida de lo rápido que éste año fue.

Hubo golpes y heridas,

ilusiones e idealizaciones.

Hubo lágrimas,

y a pesar de eso, 

fue un mejor año que el pasado.

Crecí, demasiado,

y creo que cambié de plano.

Cada paso, cada letra, cada suspiro hizo la diferencia. 

Le conocí, 

me enamoré de su imagen, 

me enamoré de una utopía,

me enamoré de algo falaz.

Y también vino de nuevo,

llegó de repente,

recuerdo que me susurraba la sentencia por las noches,

lo recuerdo bien,

pero no lo creía,

esperaba que no fuera realidad,

pero sucedió,

y era una mañana soleada,

que se convirtió en una tarde lluviosa,

aunque no fue tan fría,

fue dolorosa,

el silencio era impactante,

las lágrimas abundaron,

y la luz no iluminaba ningún sendero.

Me sentí culpable por no haber querido lo suficiente,

me sentí herida por el mismo golpe,

sentí de nuevo la ausencia pero tenía que ser fuerte,

fuerte por los vivos,

fuerte por ellos,

y el temor llegó.

El temor que siempre me ha acompañado,

temor porque ellos partan,

temor porque ellos falten,

temor por el fracaso,

temor por la soledad.

¡Que año!

He cambiado,

he conocido a mejores personas,

y le he dicho adiós a otras,

pero es importante hacer esto,

es una transición,

transición para ser mejor,

y eso es la vida.

Me he descubierto,

soy sincera conmigo misma,

sé lo que soy,

y estoy feliz con ello.

También quiero destacar que la disculpa llegó,

el cierre a todo un bulto de emociones,

el cierre a una etapa, importante claro,

llegó cuando tuvo que haber llegado,

cuando no era frágil,

cuando estuve lista,

y fue rápido,

así como el año,

fue una disculpa y un reconocimiento,

hubo preguntas que tuvieron respuesta,

hubo preguntas que inquietan,

pero puedo sobrevivir con ello.

Conocí lo desconocido,

aprendí parte de lo que me faltaba por aprender,

y ahora estoy aquí,

dando gracias por el año que acaba de terminar,

esperando con temor y con emoción algo nuevo,

esperando las decisiones difíciles,

esperando no volver a aquella habitación,

esperando un alguien,

esperando cosas nuevas,

emociones nuevas,

personas nuevas.

Sin nombres me despido, 

deseando lo mismo,

paz,

amor,

sabiduría,

bendiciones,

y buenas decisiones.