ANDROMEDA. (Parte 8)


Debería de dejar de alucinar, siempre me trae problemas, recuerdo que había veces en la que decía inconscientemente palabras en voz alta y cuando me daba cuenta todos me miraban. Odiaba eso...

Aquella noche me di cuenta que la vida te juega sucio, te pone enfrente a la mejor persona que pudieses encontrar y cuando reaccionas, te das cuenta que aquella persona es 15 años mayor que tú, es tu tutor, y que realmente no sabes mucho de él, ¡Exacto! Ni siquiera sabía hasta la noche de las preguntas que Yan tenía una hermana, y que vivía en Los Angeles, pero que normalmente siempre viajaba. También me enteré de como fue que Yan conoció a mis abuelos, y como fue que le dieron trabajo a tan temprana edad. Fue una historia extraña, mi abuelo cada mes visitaba a su único hermano quien era un reconocido profesor en una universidad, Yan era el alumno preferido de mi tío abuelo, por lo que cuando mi abuelo le comentó la situación a su hermano, él recomendó a Yan, dijo que era un joven excepcional, con una cultura bastante amplia y era un joven correcto. Esto basto para que mi abuelo y Yan llegaran a un acuerdo donde Yan estudiaría por las tardes y por las mañana me daría clases particulares y así fue hasta que el terminó su carrera, se graduó y comenzó a dedicarme mas tiempo a mi; después sus padres murieron, igual que los míos, en un accidente cuando regresaban de unas viaje de negocios, él y su hermana heredaron lo que sus padres tenían y ya, prácticamente su vida giraba entorno a mi, ¡Vaya! Eso sonó egoísta...

No recuerdo en que momento me quedé dormida, y al despertar no escuché ruido alguno por lo que supuse que Yan se había ido y me encontraba sola, así que con mucho cuidado intenté bajarme de la cama y estirar un poco mis piernas, las enfermeras me habían enseñado algunos trucos para no tropezar con los muebles y no golpearme los dedos de los pies, cosa que sucedía frecuentemente. Me paré de la cama con éxito, y me dirigí hacia la ventana para ventilar un poco la habitación y justo cuando me disponía a abrir la ventana un gritó ahogado nublo mi mente; era Karmin, pensó por alguna razón que me acerqué a la ventana para aventarme y morir, a pesar de que mi habitación se encontraba en el segundo piso y la caída no hubiera ocasionado mas que una leves fracturas; en fin, corrió para sostenerme y justó cuando me tuvo entre sus brazos comenzó a llorar de una manera casi explosiva. No tenía idea de qué sucedía, me limité a acariciar su cabello, y estuvimos así por media hora, hasta que me hice de valor y le pregunté qué tenía, fue ahí donde comprendí su dolor, Gale y ella habían terminado, dijo que fue por mutuo acuerdo pero al parecer después de una discusión la bomba explotó, Gale le dijo a Karmin todo lo que tenía guardado, el como era siempre él quien la buscaba, y como los berrinches de Karmin lo tenían harto, así que Karmin pues le dio una bofetada y se marchó. ambas sabíamos que ahí había quedado su historia.

Nos quedamos platicando hasta que llegó Yan ya por la tarde, traía comida y un bote de helado, por lo que pude oler, invitó a Karmin a comer y bueno se quedó a dormir al final, así pasaron unos cuantos días, Karmin iba a visitarme más seguido y Yan se limitaba a ir por la tardes a excepción de los Sábados, esos días nos daba a Karmin y a mi las tardes enteras, solía hablarme pero ya en la noche. Uno de esos sábados pasó algo que hoy en día me tiene un tanto confusa, aquel beso no ha dejado de darme problemas, recuerdo bien que no lo esperaba pero cuando pasó mi estómago se revolvió como nunca antes lo había hecho, se sentía bien, aquellos labios eran tan suaves, juro que ese beso no lo aluciné, fue real, tan real como que estaba sola, tan real como que han pasado ya casi diez años y sigo sin saber quién me besó aquel sábado, aunque tengo por seguro que no fue Yan...

Comentarios

Entradas populares de este blog

EFECTOS SECUNDARIOS DE LA E.

DETONAR

VERSOS LIBRES. TÍTULO SÉPTIMO: CERTEZA