ANDROMEDA. (Parte 1)

Me llamo Andromeda, mis padres murieron cuando tenía apenas tres años; desde entonces vivo con mis abuelos quienes creen que la sociedad no es apropiada para una dama como yo, por lo que desde que tengo memoria contrataron a Yan, mi profesor, el me ha enseñado todo lo que se, desde colorear hasta álgebra diferencial. El dice que a mi edad una chica no desarrolla tantos conocimientos como yo, hasta cierto punto es halagador. 
Cuando cumplí 10 años, les pedí a mis abuelos que cada 26 de enero (fecha en que mis padres fallecieron) me dejaran ir a visitar a mis padres por mi cuenta, claro, ellos se negaron, pero yo realmente quería ir con ellos y les propuse que me dejaran ir al parque de la esquina, era una distancia menor y solo serían un par de horas, quería un momentos especial, solo ellos y yo; después de un par de minutos ellos accedieron y desde ese año comencé a visitarlos en aquel parque. Me la pasaba platicando con ellos toda la tarde, me vestía con mis mejores prendas, mi abuela me peinaba como nunca y solo para que ellos me vieran y se sintieran orgullosos de lo que yo era. 
Pasaba el tiempo, yo ya tenía quince años, y Yan comenzó a preocuparse por mi, a mi edad una chica común tenía amigos y comenzaba a relacionarse con chicos, eso del noviazgo, des primer beso y experiencias que como adolescente iba a tener; en mi mundo eso no pasaba. Clase tras clase me lo repetía pero yo me negaba, mis abuelos planearon para mi un intercambio, por fin iba a ir a la escuela, o en este caso a la mejor universidad, y en ese momento no tenía cabeza para novios, o fiestas, solo quería pensar en mi futuro, en que allá, en ese universidad sería la mejor alumna, me graduaría, mis abuelos estarían orgulloso, y un 26 de enero iría con mi titulo a aquel parque de la esquina, después de establecer un equilibrio llegaría cierto punto en donde conocería al amor de mi vida, me casaría, y tendría hijo, con los que iría cada 26 de enero a aquel parque. Mi vida ya estaba planeada y nada podría salir mal, Yan no estaba seguro de eso. 
Un día antes de mi cumpleaños 16, mis abuelos salieron por la noche, querían comprar para mi un regalo especial, esa noche no regresaron, sufrieron un accidente en el auto, algo de los frenos y nuevamente me quede sola. 
El día de mi cumpleaños paso desapercibido con aquel trágico suceso, el día del funeral pocas personas fueron y honestamente al único que reconocía era a Yan, mi profesor. Al finalizar el funeral un abogado se acerco hacia a mi y me dijo que era urgente hablar conmigo, fuimos a casa, Yan me acompaño. Ahí en caso leyó el testamento de mis abuelos, no sabía que esperar, pero me encontré con la noticia de que como era de esperarse mi vida estaba resuelta, al cumplir 18, me iría a aquella magnifica universidad, todo pagado, ellos ya lo habían hecho, Yan seguiría dándome clases, también sus honorarios ya estaban cubiertos, para mis necesidades dejaron un fondo en el banco, el cual estaría recibiendo cada mes, al final el abogado me reveló que por ser menor de edad yo debería de tener un tutor y como no tenía mas familiares la única persona a la que mis abuelas y yo, le teníamos la suficiente confianza era a Yan, así que le otorgaron mi tutela a Yan.
No me quedo mas que aceptarlo, el sabía todo de mi, siempre había estado para mi y acepté, en ese momento el tendría que vivir en casa de mis abuelos, o en ese momento mi casa, tantos cambios pasaron como si nada, obviamente extrañaba a mis abuelos, sus abrazos, sus palabras, pero no me sentía tan mal, ellos pensaron en mi y no me habían dejado sola, mi vida seguiría como la habíamos planeado, todo seguía normal. 
Un día limpiando la habitación de lectura, encontré un libro de Yan, se llamaba "Veronika decide morir", me llamó la atención y comencé a leerlo, así pase dos días, clavada en esa lectura, habla de una chica rutinaria, como yo, que se harta e intenta suicidarse, no lo logra y termina en un hospital psiquiátrico, ahí vive ciertas experiencias que no contemplaba en su vida, una de ellas, la que mas me marco, fue el placer. Jamás mis oídos, mi razón la habían contemplado, el sexo, era algo prohibido, pero ese libro trajo consigo la curiosidad. Esa noche lo hice, mientras estaba en mi cuarto con las luces apagadas, me subí el camisón y metí mi mano, comencé a "explorarme", no se que hice pero mis músculos se contrajeron, mi respiración se acelero, dolía pero realmente se sentía bien, era un adrenalina que jamás había experimentado pensé en Yan, y en ese momento paré, me levante de la cama y corrí al baño, me lave las manos y me lave la cara, me sentía realmente apenada. 

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