ANDROMEDA. (Parte 4)


Recuerdo haber leído lo que pasa durante un beso; recuerdo haber visto como las parejas se besaban en el parque, como movían sus cabezas de un lado a otro y como, ¡Basta! Nada de eso fue lo que paso, siendo realistas ni siquiera sabía que hacer, lo besé pero a mi manera. Me empuje hacia el y pegue mis labios a los de el, fue todo, muy simple pero creo que jamás lo podré olvidar.
Bueno hubiera sido que me hubiera seguido mi intento de beso pero no fue así, se tardo en reaccionar pero cuando lo hizo sentí sus músculos tensarse, se alejo y confundido sin decir palabra alguna subió a su habitación. Esa noche no pude dormir, no podía creer lo que había hecho, me sentía sumamente apenada, creí que yo había malinterpretado lo de aquella noche, cuando toco mis labios, realmente todo se hizo aún mas confuso, no paré de pensar, ni de sacar  conclusiones.

Al otro día al despertar, no me quedo mas que actuar como sí nada hubiese ocurrido, así que después de tomar una ducha baje a hacer el desayuno, pero él no bajo, le grité e inclusive subí a su habitación pero al subir me di cuenta que no estaba, ni en su habitación, ni en algún  lugar de la inmensa casa. 

Al principio me sentí desubicada, pensé en que tal vez él no regresaría hasta que fui al estudio, ahí encontré una pila de libros con una nota, el quería que yo los leyera, y no tuve otra opción así que lo hice. Era una pila muy alta, me quedé un buen rato y me quedaba un poco más, así hasta que me di cuenta que esa noche el no llegaría. Solo fue por un par de días, pero siempre la misma rutina, dejé de ir al parque, no podía dejar la casa sola, no podía pensar en que en cualquier momento podría llegar Yan, se que no fue mucho tiempo pero para mi se sintieron como años.

Un día me encontraba en la habitación de Yan, recorrí su cuarto, me puse a ver lo que el veía todas la noches, en uno de sus muebles tenía una foto de mis abuelos, una mía y supongo que una de sus padres, o no se, jamás hablaba de él o de su familia, pero estos señores tenían algo de él, mas bien él de ellos, así que supuse que eran sus padres y hasta la fecha sigo sin saber quien eran esos señores, se veían mayores, casi de la misma edad de mis abuelos, solo que menos sonrientes, creo. 

Poco mas tarde escuché como la puerta se abrió, corrí a la puerta, sabía que era Yan, después de esos día solo quería  hablar con él y pedirle disculpas, pero desde que lo vi parado en la puerta supe que algo con él no estaba bien. Realmente sigo sin poder recordarlo, solo recuerdo que no se veía bien, algo en él era diferente, su mirada tenía algo, algo que, lo admito, lo hacia ver mas deseable, me vio y agacho la mirada, y lo único que se me ocurrió hacer fue acercarme hacia el, sus ojos me lo pedían a gritos, sabía que no estaba bien, me acerque y mirando hacia el suelo le pedí disculpas, apestaba a alcohol, creo que había tomado mas de lo correcto, sentía su respiración, sentí como tragaba saliva cada vez que yo emitía una palabra, el ambiente se sentía pesado, sentía su agotamiento así que fuimos a sentarnos en un sillón, ahí me desahogue mas tranquila, no le conté sobre la noche en la cual por primera vez me masturbe, y mucho menos en que pensé en él, ya se, sería en cierto punto extraño, yo hablando de masturbaciones o de el deseo que siento hacia él, o su persona, obviamente no, no soy así, hablar de eso con él hubiese sido como traicionarme, así que solo pedía y pedía disculpas, y él, no emitía ni una palabra solo miraba fijamente al suelo.

(No es digno de mi escribir lo que viene a continuación, entenderé sí dejan de leer, no quiero que ustedes como lectores tenga una imagen sucia de mi con lo que a continuación narraré, queda bajo su consideración dejar o continuar de leer.)

Hubo un silencio incomodo, él no decía nada y yo ya estaba cansada de decir tanto "lo siento", sentí esa necesidad de buscar su mirada, ambos coincidimos, él me miró, fijamente, yo quería repetir lo que hace ya unos días había hecho, pensé en las consecuencias pero antes de otra cosa sentí sus manos tocar mi rostro, y de la nada me beso, un beso como ningún otro, nuestros labios esta vez si interactuaron, mordió mi labio, no se como explicar lo que pasaba, nuestras respiraciones cada vez fueron más rápidas, el se recostó en el sillón, yo trate de acostarme sobre el, abrí las piernas para apoyarme en los costados del sillón; tanto su como mi pelvis en cierto momento rozaban, sus manos tocaban mi cintura con ternura pero al mismo tiempo con deseo, besaba mi cuello y yo el suyo, no era algo vulgar como esas películas eróticas, era perfecto, comenzamos a entrar en calor, el deseo, la pasión, el amor y el cariño, todo se junto. Tome su mano y la metí entre mis pantalones, quería que el hiciera lo que cierta noche yo había hecho, quería volver a sentir eso, y lo hizo, sentí sus dedos, al principio dolió un poco pero comencé a mover un poco la pelvis y ya era mas satisfacción que dolor, también sentía como algo duró bajo su pantalón, ahora se que era una erección, al poco tiempo retiro su mano de mi pantalón y así pasamos un rato, tocándonos, besándonos, mirándonos, eramos dos en una misma interacción, recuerdo ya con menos detalle lo que paso después, algunas veces él contrajo sus músculos, y ya en lo ultimo la velocidad del movimiento de nuestra pelvis disminuyo, las respiraciones comenzaron a volver a ser mas tranquilas y los besos mas cariñosos, y no se sí fue primero él o yo, pero ambos nos quedamos dormidos en aquel sillón, no se clasifica como sexo, y esa noche ninguno de los dos pensó en eso, fue perfecto, nos dejamos llevar por el deseo, el cariño, la pasión y todo lo que más de 10 años fuimos formando, ahora se que estuvo mal, pero no quiero arruinar la historia, solo seré realista. 

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