ANDROMEDA. (Parte 2)



Dormí plenamente esa noche, a la mañana siguiente me desperté temprano para dejar el libro de Yan en su lugar, lo acomode de tal modo que el no supiera que yo había tomado aquel libro. Al voltear el estaba ahí parado, justo detrás de mi, me miró, yo apenada voltee la mirada y me enderece; salí caminando tranquila de la habitación y justo cuando pasé a su lado, me tomo del brazo, me empujo hacia la pared y se puso frente a mi, su respiración impregno mi ser, ambos estábamos agitados, nuestras miradas permanecieron unidas por una energía bastante fuerte, la tensión era impresionante y de la adrenalina ni hablar. En ese momento me di cuenta que comenzaba a mojarme, con una estúpida fantasía, ya se, estaba aterrorizada de aquella escena pero a la vez algo en ella causaba cierto placer en mi. 
Voltee y no había nadie, salí de la habitación, tome una ducha y baje a hacer el desayuno, Yan bajo justo cuando terminé, olía muy bien, usaba una nueva loción, tomo solo un pan, bebió un poco de café, beso mi frente y salió casi huyendo de la casa, mientras salia me explicaba que tenia ciertos asuntos que atender, no quise preguntar de detalles y se fue. 

Casi era ya la hora de nuestra clase, subí a mi habitación porque sabía que el en cualquier momento llegaría, y tenía razón, no tardo en llegar y cuando llego me grito muy entusiasmado, baje con un poco mas de lentitud de lo normal, fui hacia la habitación donde el me daba clases y cuando entré en el escritorio había un montón de libros, nuevos, y lo supe por que aún estaban empacados, traté de acercarme pero Yan llegó y me dijo que eran un regalo.
Comenzamos a abrirlos juntos, traté de frenar aquella sensación de incomodidad y concentrarme en los libros nuevos, los títulos eran muy variados, no recuerdo titulo alguno, entre que habríamos los mas de diez libros comenzó a a hablarme nuevamente de mi vida, de que debería de tener amigos, salir mas seguido y cosas así, dijo que antes de irme debía de aprender a socializar ya que en el intercambio conocería a mucha gente de varios países, y la clave para sobrevivir ahí es hacerte de compañeros que te apoyen a lo largo de la estancia. Le tomé la palabra y le pedí permiso para salir todos los días por la mañana a aquel parque de la esquina, a veces dentro de la casa me sentía sola y  pues me pareció gran idea frecuentar mas seguido a mis padres.
Y así fue, después de la clase, comimos, el comenzó a acomodar los libros y yo me subí a mi habitación, ya mas tranquila, aquella noche no quise pensar en cosas obscenas, solo pensé en que al amanecer iría a ver a mis padres. Al despertar, tomé una ducha, y aún en bata baje a hacer el desayuno, me subí a cambiar, y cuando baje, ya arreglada el estaba leyendo su periódico bebiendo café y devorando su desayuno, así que me senté con el para desayunar, recogí, lave los trastos, subí a darme una retocada y me salí, prometiendo volver poco antes de la hora de clase. Ya era un poco tarde, pasaba poco mas de medio día y ahí me encontraba, caminando por la cera hacia aquel parque rodeado de arboles repletos de hojas en los mas alto de ellos, de lejos vi la banca donde cada 26 de enero me sentaba, y como siempre se encontraba vacía, me senté y en un tono mas bajo de lo normal comencé a contarles a mis padres y ahora a mis abuelos todo acerca de los sucesos que habían estado pasando, comencé a llorar, me sentía apenada, y sentía que los había decepcionado.

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